Acá...

martes, 11 de octubre de 2011

Sopa de emociones.

No sé muy bien cómo me siento en este momento.

Resulta que una cierta personita algo tonta, decidió que era un día ideal para películas tristes y canciones románticamente deprimentes, y ahora estoy encerrada en mi cuarto intentando adivinar lo que siento.

Celos. Claro, envidia. Pero eso para empezar. Celos... sí, celos porque hay personas... personas que lo tienen todo tan claro. Todo les resulta fácil, se entienden a sí mismas (algo que yo considero que ya es bastante complicado). Yo no. Me resulta facilísimo saber lo que sienten otras personas. Soy perceptiva. Sé ver el dolor, la felicidad y sentimientos mucho más confusos y enredados, como la indiferencia. Sin embargo, nunca puedo notar lo que me pasa a mí. ¿Entonces...? Sí, celos. Celos que aquéllas personas a las que ayudo, porque tienen a alguien ahí, celos que aquéllas personas a las que se puede ayudar, porque significa que tienen sentimientos simples y fáciles, sin muchas complicaciones. Celos de mí, también. De mi yo hace un par de meses, cuando todavía no sentía nada de todo este lío. Y bueno, sí. Celos.

Indiferencia, un poquito. Sí, ese sentimiento que describí como confuso allí arriba también me embarga. Es que todo me está empezando a dar demasiado igual. Ya, sí, no soy una chica que se preocupe mucho por lo que los demás digan o piensen, pero ahora ni siquiera me molesta admitirlo. No escucho a las otras personas. Tampoco intento fingir haber estado haciéndolo. Ni sonrío ni asiento, que es lo que la mayoría de las personas necesitan como luz verde para seguir hablando de sí mismas. Y entonces me doy cuenta de hasta qué punto soy indiferente, como también me doy cuenta hasta qué punto es bueno, y hasta qué punto no. Y, ¿saben qué? Pasé los límites de lo malo. Y, ¿saben qué? Me importa un carajo.

Nube. Claro que sé que 'nube' no es un sentimiento, como también sé que tendré que explicar a lo que me refiero. Sí, sí... No estoy hablando de pasarme la vida distraída (aunque... bueno, podría ser, es parecido). De lo que hablo, y sé que muchos no me entenderán, es que todo me va y me viene. Me hablan, no me entero. Los días pasan y apenas me doy cuenta, es como si estuviera todo el tiempo en las nubes, pero no pensando en otra cosa, sino que directamente no estoy en ningún lado. Me limito a hacer acto de presencia y, tal vez, si tienes suerte, bromear sobre ciertos aspectos de mí que no me gustan, como siempre he sabido hacer. Pero lo que digas (sí, probablemente me ría si es divertido, o te apoye una mano en el hombro si lo que necesitas es a alguien que te consuele) me pasará de largo. Y, por supuesto, se parece mucho a la indiferencia y es altamente probable que con ambos párrafos me esté contradiciendo, pero... ¿qué más da? Así soy yo, contradictoria.

Y siento miles de cosas más. Emociones que se enredan, sentimientos anudados. Un poquito de dolor por aquí, una pizca de sonrisas por allá, un toque de felicidad, algo de tristeza... Mi corazón, aquel lugar al que nadie se anima a llegar. Mi alma, algo a lo que nadie quiere molestar. Mi miente, con la que simplemente no recomiendo meterse. Soy un lío. Pero valgo la pena, juro que sí.

Así que sí, claro. Ahora mismo estoy hecha una sopa de emociones.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario