Acá...

martes, 11 de octubre de 2011

Los siete pecados capitales.

Hoy oí que los mencionaban y no pude evitar pensar que tenía que hablar sobre ellos en mi blog, queridos lectores.


Fiel a mi costumbre, ni bien decidí investigar sobre el tema, pensé en mi papá. Siempre sabe todo acerca de todo. Puedes preguntarle sobre cualquier cosa y te dará una explicación larga y completa que, tal vez, incluya algunos datos banales e interesantes. Pero no le gusta la religión, no está muy a favor, pero respeta a los que sí lo estén. Y, siguiendo fiel a mí misma, la segunda imagen que se me apareció fue el logo de Wikipedia, mi segundo padre.

Sí. Los siete pecados capitales, como bien dice el nombre. Supongo que debería empezar explicando lo que es (considerado) un pecado.

La definición de pecado de mi queridísima página es: "desde una perspectiva racional, es todo lo que hace daño a las personas, animales, sociedades, naturaleza, medio ambiente y equilibro de la vida en la tierra, por acción, omisión, palabra y obra".

Supongo que, básicamente, vendría a ser algo así como todo lo que hace daño a algo. Todo lo que lastima a alguien, ya sea una persona o el equilibrio de la vida.

Luego están los siete pecados capitales, y es por este motivo que mi papá no está enterado de la investigación que estoy llevando a cabo. Estos son los siete pecados más conocidos. Yo no termino de entender del todo este concepto, pero de verdad me interesó el tema (aunque no sea religiosa ni nada) y voy a ponerme manos a la obra. Hasta ahora no tengo nada más que comentarles, salvo la definición de cada uno de los siete pecados capitales (bastaaante resumido :P).

Lujuria.

La lujuria es el pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual, para la mayoría de las personas. Pero según alguien más, la lujuria son los pensamientos posesivos sobre otra persona. La lujuria puede terminar conduciendo a una persona hacia la adicción al sexo, el adulterio y la violación.

El concepto que Dante Alighieri, al autor de La Divina Comedia, tenía de la lujuria era el amor hacia otras personas, lo que pondría a Dios en segundo lugar.
Antónimo: castidad.
Demonio particular: Asmodeo.

Gula.

La gula se identifica con la glotonería, el consumo excesivo de comida y bebida. En cambio en el pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado. Marcado por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria, la gula también incluye ciertas formas de comportamiento destructivo. El abuso de substancias o las borracheras pueden ser vistos como ejemplos de gula.
En el libro de Alighieri, los penitentes en el Purgatorio eran obligados a pararse entre dos árboles, incapaces de alcanzar y comer las frutas que colgaban de las ramas de estos y por consecuencia se les describía como personas hambrientas.

Antónimo: templanza.
Demonio particular: Belcebú.

Avaricia.

La avaricia es un pecado de exceso. Por como está vista en la Iglesia, la avaricia aplica sólo a la adquisición de riquezas en particular. Se escribió que la avaricia es «un pecado contra Dios, al igual que todos los pecados mortales, en lo que el hombre condena las cosas eternas por las cosas temporales». Avaricia es un término que describe muchos otros ejemplos de pecados, como deslealtad y traición deliberada (especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar). Búsqueda y acumulación de objetos, robo y asalto (especialmente con violencia) los engaños o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspiradas por la avaricia.

En el Purgatorio de Dante, los penitentes eran obligados a arrodillarse en una piedra y recitar los ejemplos de avaricia y sus virtudes opuestas.
Antónimo: generosidad.
Demonio particular: Mammon.

Pereza.

La pereza está referida a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Es el que más problemas causa en su denominación. La simple «pereza», más aún el «ocio», no parecen constituir una falta. Hemos preferido, por esto, el concepto de «acidia» o «acedía». Tomado en sentido propio es una «tristeza de ánimo» que aparta al creyente de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos y dificultades que en ellas se encuentran. Bajo el nombre de cosas espirituales y divinas se entiende todo lo que Dios nos prescribe para la consecución de la eterna salud (la salvación), como la práctica de las virtudes cristianas, la observación de los preceptos divinos, de los deberes de cada uno, los ejercicios de piedad y de religión. Concebir pues tristeza por tales cosas, abrigar voluntariamente, en el corazón, desgano, aversión y disgusto por ellas, es pecado capital. Tomada en sentido estricto es pecado mortal en cuanto se opone directamente a la caridad que nos debemos a nosotros mismos y al amor que debemos a Dios. De esta manera, si deliberadamente y con pleno consentimiento de la voluntad, nos entristecemos o sentimos desgano de las cosas a las que estamos obligados; por ejemplo, al perdón de las injurias, a la privación de los placeres carnales, entre otras; la acidia es pecado grave porque se opone directamente a la caridad de Dios y de nosotros mismos. Considerada en orden a los efectos que produce, si la acidia es tal que hace olvidar el bien necesario e indispensable a la salud eterna, descuidar notablemente las obligaciones y deberes o si llega a hacernos desear que no haya otra vida para vivir entregados impunemente a las pasiones, es sin duda pecado mortal.

Antónimo: diligencia.

Demonio particular: Belfegor.

Ira.

La ira puede ser descrita como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enfado. Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y hacia uno mismo, impaciencia con los procedimientos de la ley y el deseo de venganza fuera del trabajo del sistema judicial (llevando a hacer justicia por sus propias manos), fanatismo en creencias políticas y religiosas, generalmente deseando hacer mal a otros. Una definición moderna también incluiría odio e intolerancia hacia otros por razones como raza o religión, llevando a la discriminación. Las transgresiones derivadas de la ira están entre las más serias, incluyendo homicidio, asalto, discriminación y en casos extremos, genocidio. La ira es el único pecado que no necesariamente se relaciona con el egoísmo y el interés personal (aunque uno puede tener ira por egoísmo, por ejemplo, por celos).
Dante describe a la ira como «amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento».

Antónimo: paciencia.

Demonio particular: Amon.

Envidia.

La envidia se caracteriza por un deseo insaciable. La envidia puede ser más general que la avaricia y aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta, y a consiguiente desear el mal al prójimo, y sentirse bien con el mal ajeno.

Dante Alighieri define esto como «amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos». En el purgatorio de Dante, el castigo para los envidiosos era el de cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a otros caer.

Antónimo: caridad.
Demonio particular: Leviatán.

Soberbia.

La soberbia es considerada la original y más seria de los pecados capitales, y de hecho, es también la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros. En la Biblia, el demonio de este pecado lo comete al intentar ser igual a Dios.

Se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un estatus elevado y subvalorizar al contexto. También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías (vanidad) y en la opinión de uno mismo exaltada a un nivel crítico y desmesurado (prepotencia).

Soberbia y orgullo, son propiamente sinónimos aun cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. Sinónimos podrían ser; altivez, arrogancia, vanidad, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona Soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón, o ayuda, etc.

Antónimo: humildad.
Demonio particular: Lucifer.

Mi fuente fue, claramente, Wikipedia ^^
http://es.wikipedia.org/wiki/Pecados_capitales#Pecados_capitales

No hay comentarios.:

Publicar un comentario